“Al tormento de la ausencia se le añade el dolor de la duda”
Desaparecido: dicho de
una persona, que se halla en paradero desconocido, sin que se sepa si vive o
no.
Se nos presentó Joaquina Centeno casi sin hacer ruido, vino
de Colombia a quedarse entre nosotros. Pocas veces un personaje y una novela
nos generaron tanta dialéctica en nuestra tertulia. Cuando un mago hace
desaparecer un conejo en la chistera, todo el mundo sabe que no desaparece de
verdad, el conejo sigue ahí de una u otra forma. Esta triste metáfora nos mete
en la intrahistoria del libro. La novela nos narra la historia de Joaquina
Centeno, madre de Joel, el cual un día no regresa a casa. Es la historia de una
madre coraje que no deja de pelear por saber el paradero de su hijo, una mujer
que con su perseverancia y con su arrojo encomiable, remueve todos los cimientos posibles para intentar conocer
cuál fue la verdad de los desaparecidos entre los que se encontraba su hijo,
donde el único delito fue presenciar un asesinato, estudiar en la universidad o
peor aún, estar en el momento y en el
lugar equivocado. También destacamos en la novela lo difícil que es seguir con
el día a día cuando sufres una desaparición dentro de la familia, tanto Víctor,
padre de Joel, como los hermanos de este, asumen una actitud muy diferente a la
de Joaquina, gestionando de una forma muy distinta el dolor que sienten.
(Gestionar, que palabra tan dolorosamente cruel cuando se habla del dolor). Los
personajes en general son muy creíbles y están bien montados, lo que le da
mucha contundencia a la novela.
La sinopsis ya nos adelantaba lo que se nos venía encima, un
libro cargado de violencia, aunque bien es cierto no descriptiva, la empatía
con el personaje es imposible no tenerla. En ningún momento el lenguaje es
crudo, es más bien distante, como si nos creara una cierta distancia con la
emoción, pero sin caer en el dramatismo
fácil, aunque esto último es algo que no convenció a todos por igual.
En la novela, aparecen unas “síncopa”, en nuestro lenguaje
que proviene del latín, es un proceso fonológico consistente en suprimir
fonemas del interior de una palabra, abreviándola y generando una nueva con
significado próximo pero diferente. Así podemos entender la estructura de la
novela, donde Marbel nos introduce unas síncopas en la narración, creando una
nueva pequeña historia dentro de la
novela, con distintos personajes y que rompen el ritmo, pero con la que
intuimos una proximidad o prolongación a la historia central. Uno de los
personajes de la sincopa es Claudia, madre de tres niños. Nos encontramos dos
madres en la novela y dos miradas distintas, ambas afrontan la desaparición a
su manera, aunque las dos tienen cierta ceguera al mundo que las rodea, hasta
que el dolor les estalla entre las manos.
Marbel Sandoval nos disecciona una realidad que durante
muchos años se está viviendo en Colombia, y de la que poco conocemos, donde parece
que los desaparecidos es una moneda común del día a día, cuando no son grupos
paramilitares son las guerrillas revolucionarias, o son los cuerpos de
seguridad del estado. Encontramos en todo momento muchos paralelismos con
“nuestros desaparecidos”, porque también los tuvimos hace 70 o 80 años, como
también los hubo en la Argentina de Videla y en el Chile de Pinochet, pero no
entendemos por qué en Colombia estaba tan silenciada o porqué ha pasado a un
segundo plano, cuando a fecha de hoy aún desaparecen pese al proceso de paz y a
pesar que el calendario ya dejó atrás hace 17 años el siglo XX.
Quiero dar las gracias a Marbel Sandoval, por acercarse al
Instituto y participar en nuestra Tertulia, por acercarnos a Joaquina y
humanizarla, pues aunque nos dijo que era un personaje literario, pero con ciertos
rasgos y similitudes de otras madres que aún siguen buscando a sus familiares.
Desde aquí te damos la bienvenida a la Tertulia, esta es tu casa. Gracias también a Trini por darnos a conocer a
esta autora y por descubrirnos esta lectura.
Por último quiero dar la bienvenida a los nuevos tertulianos
que se acercaron, esperando que nos acompañen durante mucho tiempo y que “enganchen”
y descubran esta pequeña tertulia a más gente.
Quisiera terminar aclarando que la frase inicial de esta
crónica no es de cosecha propia, la podéis encontrar en la red, yo la descubrí
en un documento sobre desaparecidos en Colombia y me impactó tanto leerla que
quise compartirla, desconozco su autoría, por ello no la firmo.
¡Muy buena crónica Cachi,no le falta detalle. Muchas gracias!
ResponderEliminarQué buena crónica, amigo! Joaquina está ya en nuestra memoria.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por invitarme, por leer a Joaquina y por haber compartido, a través de ella, esta tragedia que también puede mostrar lo mejor de algunos seres humanos, como Joaquina que no cesa en el empeño de encontrar a su hijo y de que haya justicia. Esa, aunque trágica, es otra cara del amor.
ResponderEliminarGracias por tú visita, por tú libro y por acercarnos a Joaquina.
EliminarGracias a Marvel Sandoval por esta obra literaria Joaquina Centeno. Pues yo viví muy de cerca su tragedia que opacó otras tantas que no contó..ya partió, ya se encontró con Joel y Victor...
ResponderEliminarGracias por participar en este blog, a nosotros Joaquina Centeno nos dejó un grato recuerdo literario
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