Papi,
la ausencia y el sueño.
Jamás había leído nada tan obscenamente abrumador sobre
la ausencia del padre como la novela “Papi” de Rita Indiana.
El padre protagonista de la novela no está, pero su
ausencia lo llena todo.
Hace unos años viajando por una carretera panameña leí
un anuncio gigantesco que rezaba lo siguiente “Sé varón, cuida de tus hijos”.
El macho latino le da “a un hijo una madre” con eso ha
cumplido su gran misión: poner semillas en numerosos tiestos, luego las madres
ya se dejarán la vida para que sus hijos puedan crecer.
Esta situación tan común en las sociedades de América
Latina es uno de los temas que aborda esta poliédrica novela que es “Papi”.
El sueño del padre proveedor y poseedor de cosas, de
camisas, de novias deseosas del contacto salvífico y vivificador de “Papi”, de
autos, de prestigio conseguido a base de extorsión y explotación, es el sueño
del éxito del varón que nace pobre en este mundo globalizado. Esta novela
constata el hecho de que los valores del mercado han sustituido a cualquier
otro valor y de que la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez más grande
del mismo modo que se extiende un abismo entre lo que desean los hombres y lo
que necesitan las mujeres.
El padre de “Papi” nos dice que los de abajo no
aspiramos mayoritariamente a liberarnos del sistema, no queremos la revolución,
lo que queremos es un chalet y un Rolex.
Este padre mafioso, tramposo y violento que suscita un
fervor religioso por parte de las mujeres, comenzando por su madre y su hija,
es el tótem del patriarcado latino según la crítica literaria, estoy de acuerdo,
pero ¿no deberíamos decir del patriarcado a secas?
Patriarcado y capitalismo van juntos, son las dos caras
de la misma moneda alienante y explotadora. Rita Indiana es consciente de esta
ecuación y los doce capítulos en los que se divide “Papi” son el resultado:
Basura emocional licuada en cientos de palabras que se
acumulan capítulo a capítulo como en un vertedero.
Dice Freud "Toda la vida familiar está organizada alrededor de la persona más dañada en ella" y la niña protagonista de la novela es el personaje más dañado por la ausencia y el suepo de "Papi"
La lectira de "Papi" es agobiante, asfixia y huele como un cuerpo herido asediado por la infección.
La valentía de esta novela impresiona porque no solo muestra el síntoma, sino que deja de hablar a la enfermedad: la ausencia de esperaza y la soledad que asola nuestro mundo intentando ser aliviada por objetos tan brillantes como vacíos.
