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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Crónica: "El libro de los viajes equivocados"



Recuerda, por ejemplo, cuando abraces a tu hijo,  tu marido, a tu esposa, que estás abrazando a un mortal. Así, si uno de ellos muriera, podrías soportarlo con entereza.” Epicteto

Ayer en la tertulia, tuvimos el honor de escuchar y debatir con el Doctor Luis Montes, sobre las diversas cuestiones que se suscitan al hablar de la muerte, de lo que se considera una muerte digna, y de lo que significan los términos que se utilizan para designar los diversos tipos de ayuda profesional a las personas que van a morir, y como está actualmente legislada esa labor médica. Vaya por delante mi agradecimiento a Luis por dedicarnos su tiempo y compartir sus conocimientos con nosotros. Hablamos del bien morir, de eutanasia, que precisamente significa “buena muerte” este término que viene siendo tan denostado por quienes practican siempre una doble moral. Hablamos también de las diferentes formas de eutanasia: la activa que supone provocar la muerte de forma directa, recurriendo a fármacos; la pasiva en la que se deja de dar el tratamiento que mantiene la vida del enfermo. Y el suicidio asistido que significa que se le proporciona a la persona enferma, con conocimiento de causa, los medios para llevarlo a cabo. La legislación española castiga con cárcel al cooperador necesario (todos recordamos el caso de Ramón Sampedro, no condenaron a su amiga porque no lo pudieron probar, cuando el delito prescribió ella misma lo contó) Hablamos de la medicina paliativa, que ayuda a los enfermos a sobrellevar sus últimos momentos, de la importancia que tiene este servicio para las personas en fase terminal, la diferencia fundamental entre tener una buena o una mala muerte. Hablamos de la libertad de las personas a elegir si desean ser tratados o no, la ley no hace demasiado tiempo que nos permite esa elección. Se puede prever incluso la posibilidad de que llegado el momento de la muerte no seas competente para decidir, por estar en coma o algo así, a través de un Testamento Vital, cualquier persona puede dejar por escrito su deseo de no ser medicado para tratar de alargar la vida artificialmente. Los médicos tienen que atenerse a los deseos del enfermo.

Todos teníamos preguntas o reflexiones que hacer, muchas se quedaron en el tintero, porque la hora se nos echaba encima y seguíamos con este debate tan interesante, casi todos teníamos dudas en cuanto  a cual sería o ha sido nuestro comportamiento con nuestros seres queridos en el momento de la muerte ¿Seríamos capaces de decidir por ellos o no?  En el caso de ser competente la persona enferma ¿Le conviene saber la verdad o se le oculta la realidad del proceso que está viviendo? ¿Es correcto este ocultamiento? ¿Cómo está la legislación sobre la eutanasia en otros países? ¿Y para los niños, hay una legislación diferente? Cada uno expresamos pensamientos  diferentes seguramente sobre estas cuestiones, pero lo que sin duda unía a todos era la idea primordial de que las personas podamos tener la mejor muerte posible. Hablar sobre la muerte y debatir sobre ella nos hace soltar el lastre del tabú, manifestar nuestros temores y miedos, nos ayuda a hacernos plenamente conscientes de su inevitabilidad, para poder afrontar con entereza (como dice Epicteto) la muerte de nuestros seres queridos y finalmente la nuestra.

La crónica tiene doble sesión por así decirlo, primero el debate y después hablar de la lectura del mes  “Los viajes equivocados” de Clara Obligado, un bonito libro de relatos, o una novela escrita de relatos, según se mire. Va haciendo círculos con los relatos que se van uniendo entre sí, en forma de espiral, a causa del azar como en la vida misma. Escribe sobre el drama del exilio y la emigración, el desasosiego de las personas que tienen que huir de las guerras y los conflictos, y de la dificultad para arraigarse en los lugares donde recalan. De trenes llenos de españoles exiliados del país por la guerra, que desde Francia los llevaban a construir los campos de exterminio nazis. Trenes que llevan a los que buscan un amor perdido, o los que huyen del desamor. Decisiones que se toman en la vida, que a la vez desencadenan sus efectos colaterales. Trata también del silencio de la gente “de la buena gente” ante la barbarie, de cómo la gente calla y se acaban convirtiendo  en cómplices del mal. Casi todos los relatos unidos por Luyba la pequeña a la que la autora da un papel protagonista, reescribe para ello la famosa escena del semáforo de los “Puentes de Madisón”: Francesca no vuelve con su marido, se va con su amor, con Robert, el afamado fotógrafo, a recorrer mundo, esa decisión  traerá como consecuencia la tragedia para la vida de Luyba, finalmente la poética literaria hace que Robert ya anciano, muera en los brazos de Luyba, tratado con compasión y ternura, acompañándole en sus últimos momentos. La autora llena de simbología sus relatos, muy bien escritos.

Hoy me he explayado, la tertulia lo merecía. Doy la bienvenida a los nuevos contertulios y contertulias.
Por supuesto la pos-tertulia estupenda como siempre, cañitas, tapitas y vinitos en la Jara, con buena conversación y buen rollo tertuliano, tal como acostumbramos.





3 comentarios:

  1. Fantástica crónica como siempre Esperanza, y fantástica tertulia acompañados por Luis Montes que ojalá podamos seguir contando con él como contertulio.

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  2. Formidable Esperanza. Qué gusto contar con tu crónica, concuenzuda y brillante.

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  3. Chapeau Esperanza - por tu crónica! Yo que no he podido estar en la última tertulia he sentido que sí he participado reflexionando un buen rato después de leer tu crónica sobre una muerte digna o indignante. Me gusta mucho tu forma de contar un tema que toca muy de cerca a muchos con palabras claras y precisas. Un perfecto resumen de una excepcional tertulia

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