FELICES LOS FELICES. Yasmina Reza, ed. Anagrama
Reconozco que el título del libro, lo sugerente de la portada y el nombre de la autora me crearon muchas expectativas cuando lo vi en la librería. Ahora creo que el uso del poema de Borges es más bien un reclamo comercial que una inspiración/utilización intelectual del mismo.
Veintiún relatos o veintiún capítulos si se quiere, donde diferentes personajes se enfrentan a la soledad, a la muerte o la infidelidad y nos hablan con ironía de su visión del mundo. Y es aquí donde creo que se equivoca la autora. El mundo donde se mueven los personajes es un escaparate que a la mayoría nos es ajeno. Sus preocupaciones, ambiciones y desasosiegos empatizan poco con la mayoría de los lectores. Son burgueses con frívolas vidas.
Estas envolturas fueron muy destacadas por los tertulianos. Nati, con su visión plástica de la obra los definió como sombras, gente sin rostro, siluetas negras en una representación. Creo que fue Pilar, corregidme si me equivoco, la que apuntó con excelente sentido del humor, que discutir por un queso (en alusión al primer capítulo donde Robert y Odile Toscano emprenden una violenta discusión por la compra de un queso) sólo podría pasar en Francia. Yo también lo creo, pero opino que sólo podría pasar en Francia y en determinado estatus social. Se habló también de la flaqueza de cada uno de los personajes. Salvamos, casi por unanimidad al joven Jacob Hutner y a la tía abuela de Virginie Déruelle. Curiosamente los dos personajes excluidos del mundo de los cuerdos, sin embargo los más visiblemente felices.
Trini planteó la tendencia, nada casual, a la escritura del relato fragmentado. Parece, en su opinión que es la tendencia para que el lector no se disperse. También yo lo creo, aunque con matices.
En general, Felices los felices agradó pero no entusiasmó. Subrayamos los aciertos (la fina ironía y el sentido del humor) y los desaciertos (la poca empatía con los personajes)
Sin embargo, hay algo amargo y cómplice en algunos de ellos. Algo que se entrevé en cada vida aparentemente anodina y frívola. Algo en lo que me reconozco en una vida en pareja. Existen lugares comunes en el libro que disparan directamente a la conciencia.
Los dieciocho personajes de la novela de Yasmina Reza no se salvan ni quieren ser salvados.
Para mí, si acaso, queda este fragmento del poema de Borges: "He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz..."