El pequeño monstruo (Marina) creado por Elisa Victoria en su primera novela, no nos dejó indiferentes, aunque algunos no les cuadraba la edad, le restaba algo de credibilidad.
La lectura es ágil y dinámica, cosa que resta en parte a
sus reflexiones más profundas.
La historia transcurre en 1993, está narrada en primera persona y según hemos leído a la autora no es autobiográfica (siempre que eso sea posible). Cargado de referencias generacionales, observamos que el personaje de la abuela es el más creíble de todos.
Para mi, Marina es un personaje de cómics, podría llevarse perfectamente a una novela gráfica. Podríamos decir también que es una novela con "olor" y "color".
Lo que sin duda nos encantó es el acabado del libro, su portada y la postal que la acompaña.
No pasará como uno de los mejores libros que hayamos leído, pero no es un mal empiece para el nuevo curso.
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