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domingo, 4 de diciembre de 2022

CRÓNICA "SIN RUMBO" POR MIRIAM TALAVERA

 Sin rumbo fue una recomendación que hice con algo de dudas al grupo de tertulias. Al tratarse de una novela pesimista y de dos siglos atrás, el contenido de entonces da para debatir respecto a la mentalidad de ahora, como expondré más adelante.

En este libro de Eugenio Cambaceres nos encontramos con un protagonista que aborrece la vida y muestra su percepción egocéntrica y superior frente a las mujeres y sus esclavos, estableciendo desde el principio una interpretación de diferencia de jerarquización que asusta. Se trata de un personaje que muestra su poca empatía. Andrés vive en una hacienda de Argentina y presenta claros rasgos del pesimismo percibidos en la figura de Schopenhauer. Tiene varias aventuras con mujeres que utiliza como simple juego, no consigue encontrar nada que le haga disfrutar de la vida y muestra una clara desesperación, una completa desilusión y un agobio pleno. Es un ejemplo ideal de persona sincera cuya autoestima está por las nubes al creerse tan superior, algo que puede entenderse respecto a la relación con el papel de la madre que lo consiente todo.

Lo que más destaca de este libro son sus descripciones de paisajes e incluso de acontecimientos. Esto se ve de manera muy clara en el momento en que Eugenio describe de forma casi cinematográfica algunos pasajes, como el que tiene lugar cuando Andrés, montado en su caballo, trata de cruzar el río. Esta y muchas más repercuten en el lector de manera empática, por lo que es capaz de mostrar sentimientos reales a medida que avanza en la lectura.

Eugenio muestra un lenguaje exuberante reflejando una jugosidad en todo lo que a lo hispanoamericano se refiere, pero también parece incluir una autobiografía, algo que dejó que desear, en cierta parte, a algún lector: el autor, de la misma manera que el protagonista, tuvo relación con una cantante de ópera a quienes pilla el marido. Conoció a una bailarina y tuvo una hija. 

La novela se divide en dos partes, las cuales tienen una diferencia bastante clara: en la primera se muestra una estructura mucho más paciente y en la segunda es notable esa carencia. Con esto me refiero a cómo en la segunda parte todo parece mucho más rápido, siendo una semejanza a tener prisa en acabar la obra ya que simula estar bajo presión y con la obligación de tener que entregarla cuanto antes.

Respecto a su final, tan solo se puede asegurar que no se esperaba otro, aunque tal vez no de esa forma tan gore. Es un final, como ya he comentado, repentino, donde termina suicidándose por la razón de que su hija, el único motor que parecía cobrar sentido a todo (especialmente a vivir), ha fallecido.