Crónica: Kentukis por Manolo Kash

El mundo de los Kentukis que nos presenta Samanta Schweblin me atrajo mucho desde el principio, me pareció un libro muy perturbador  en plan muy “Black Mirror” y más allá de lo estrictamente literario, pensé que podría ser un libro muy comentado desde diversos puntos de vista y no solo desde lo literario. El voyerismo como interés que el ser humano tiene de observar, aunque también de ser observado donde la soledad a la que nos arrastra en muchos momentos la sociedad nos hace interactuar con la tecnología aunque muchas veces no comprendemos hasta qué punto nos sobrepasa. Evidentemente es algo transversal, también lo es la soledad que arrastra a los personajes de la novela de una u otra forma y por diferentes motivos.

En cuanto a lo literario en la tertulia hubo disparidad de opiniones, en general si gustó pero no llegó a convencer a todos por igual. Recalcamos que el hilo conductor era atractivo, todos los personajes y cuentos son autónomos, los distintos personajes enganchaban de una u otra forma, pero los cuentos no estaban del todo hilvanados flojeando el conjunto final del libro. Recordando un anterior libro “Siete casa vacías” apuntamos que la visión de la autora en el formato de cuento o relato la hace mucho más atrevida e incisiva. También comentamos que puede que la joven carrera de esta autora nos depare muchas joyas futuras.

En lo social destacamos el tema de la soledad, nexo común entre los distintos personajes sin distinción  si “eres” kentuki o “amo”. También comentamos los  momentos un poco surrealistas con muchos toques de humor, por lo que la novela en algunos tramos nos hizo reír bastante.

Tecnológicamente hablando  no estamos muy lejos de hacer realidad el mundo de los Kentukis y lo que es seguro es que no volveremos a mirar los peluches de igual manera pero ya sabemos el dicho, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, o tal vez no.